Los consumidores y usuarios siempre debemos tener los ojos bien abiertos cada vez que salimos de compras, al contratar un servicio determinado, cuando recibimos las boletas de los impuestos, de la empresa telefónica o de nuestro banco; pero lo cierto es que el mes de diciembre de cada año se torna un ambiente propicio para que sus derechos sean violentados con mayor frecuencia. Basta con salir a la calle a partir de los últimos días del mes de noviembre, para ver en vidrieras y en estandartes en la vereda, cientos de adornos navideños, arbolitos coloridos para decorar, comidas y golosinas importadas de países del norte, regalos variados para los chicos, y cuanta cosa pueda imaginarse un fabricante de elementos navideños. Es indiscutible que las fiestas de Navidad y Año Nuevo, a parte de ser festividades necesarias y esperadas para católicos y no católicos, son un gran negocio para los comerciantes y fabricantes que esperan estos festejos con todas sus ansias. En este contexto de vendedores deseosos de ubicar sus productos, de especialistas en armados de vidrieras que esperan producir en la psiquis del consumidor el efecto «de la compra compulsiva» y de gerentes de ventas que ganan parte de sus salarios por comisiones de productos vendidos, se encuentra el consumidor como centro de atención. La ecuación es sencilla: NAVIDAD Y FIN DE AÑO = MÁS VENTAS Y MÁS GANANCIAS.
Por todo lo dicho, podemos asegurar que en esta época del año tenemos que abrir bien, además de los ojos, nuestros oídos, nuestra nariz y, sobre todo, nuestro «sentido común». Entonces, lo mejor es tener a mano una guía práctica de consejos para todos los consumidores navideños:
·OFERTAS QUE NO SON OFERTAS: Una destreza muy común de los supermercados y tiendas en esta época del año, es ofrecer productos en ofertas con precios muy por debajo de su valor de venta, llamando la atención del consumidor para lograr la compra del mismo. Tenga presente tres posibles causas para abaratar el precio: muchos de esos productos tienen fechas de vencimiento muy próximas a fin de año, es decir que se vencen, por ejemplo en diciembre de este año; obligan al consumidor a llevar 3 o 5 productos iguales de la oferta, encareciendo la compra que tenía pensada, de esta manera la oferta parece tentadora pero lo hacen comprar, por ejemplo, tres estrellas para el único árbol de navidad que tiene en su casa; y la última estrategia que usan para abaratar precios es el conocido «anzuelo», ponen de oferta un producto de primera necesidad y todos los demás los cobran más caros que los otros supermercados, para que el comprador vaya a ese comercio por «ese» producto ofertado, y termine comprando otros productos, que también necesitaba, a precios más caros que en el otro súper.
·PRECIOS QUE NO ESTÁN O QUE NO SE RESPETAN: Como en la Navidad se permite todo, y según nuestra creencia, debemos ser más tolerantes y perdonar a todos aquellos que nos quieren perjudicar, también se permite poner en una góndola un precio de venta para un determinando producto, y cuando el consumidor llega a la caja para abonarlo, termina pagando otro precio (más alto por supuesto). Claro, el consumidor está feliz por la llegada de la Navidad o del Año Nuevo y no mira el visor de la caja registradora que marca un precio mayor. Así termina pagando de más sin siquiera darse cuenta. Otra maniobra de los comerciantes, en esta fecha tan especial, es quitar todos los precios de la vidrieras de sus locales, de manera que obligan al consumidor a entrar al negocio y preguntar ¿Cuánto vale ese pantalón?, dependiendo el precio de varios factores: la cara y vestimenta del cliente, el estado de ánimo del vendedor o las ganas de comprar ese producto que muestra el comprador. En estos últimos puntos debemos recordar que la exhibición de precios en vidrieras, cartas de restaurantes, góndolas de supermercados, etc. es OBLIGATORIA por ley, y que se debe cobrar el mismo precio en la caja registradora que el que figura exhibido.
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