Expresó cuáles son los parámetros de comparación, en los que se sostiene esta remozada y modernizada industria que comenzó a superarse a sí misma y a sus techos de producción históricos.
“Tengo el orgullo de informar a toda la sociedad riojana que hemos superado los nueve millones ciento cuarenta mil de kilos de tomate, en lo que va del mes de enero. Lo que representa haber trabajado y procesado, más de lo que se procesó en todo el año pasado (2010), cuyas cifras ascendieron a siete millones de kilos”, informó el titular de Agroandina.
A continuación, explicó que este crecimiento se dio en base a varios parámetros: el apoyo del Estado provincial para instalar nuevas líneas de producción, el fervor de los productores que se hicieron uno con ellos mismos y reactivaron notablemente el cultivo la cosecha; y el crecimiento de los recursos humanos.
“Alcanzamos estos números, solamente hasta hoy, recibiendo el tomate de la ciudad Capital y Chilecito, por lo que resta procesar el que proviene de Villa Unión, Guandacol, Villa Castelli, Famatina y aquellos productores que optaron por un cultivo y cosecha tardía en toda la provincia”.
Por otro lado, describió cómo es el contraste que se observa desde el comienzo de Agroandina, en 2009 y su transformación en una herramienta para el crecimiento socio económico del Oeste Riojano. “Para nosotros, Agroandina es una herramienta de generación de trabajo. De enfrentarse a las adversidades y pelearle al “No se puede”. De, devolverle a Chilecito y toda la provincia el concepto de la cultura del trabajo. De terminar con la dádiva que humilla a la población”.
El presidente de la SAPEM anheló que estas acciones, resueltamente apoyadas por una fuerte decisión política del gobernador Beder Herrera, trasciendan el tiempo y permanezcan, en el caso de Agroandina, por muchos años más motorizando la economía chileciteña y riojana. “Nuestra esperanza es que esto que hoy empezamos tenga continuidad y pueda complementarse con nuevas líneas. El año pasado teníamos concentrado y triturado y hoy, sumamos el cubeteado y el tomate perita, e incorporaremos en días más el pimiento morrón”.
Para Bellia estas acciones permiten ampliar un cúmulo de posibilidades tanto del tiempo de cosecha y de elaboración como de los servicios indirectos. “También abre la posibilidad de sumar trabajo genuino, no tan solo en el tema industrial y el campo, sino además en los servicios que la empresa necesita, como electricidad, combustible, fletes, metalurgia, profesionales y numerosos más”.
En relación a la percepción que tienen otras provincias del trabajo riojano, expresó que “se amplía en el sentido que La Rioja no tan solo es vista como productora de vinos o aceitunas, sino además que se incorpora la horticultura, lo que le va dando una mayor impronta al Ser riojano”.
Desarrollo de Agroandina
En este sentido, Bellia explicó cuál es su punto de vista sobre el crecimiento, mejoramiento y homogeneización de los procesos de crecimiento de este tipo de industrias como propulsores de la economía riojana. “Nos dimos cuenta que desde la provincia, es necesario articular lo privado con lo público; que no son antagónicos, que no son enemigos, sino que los dos, unidos en un objetivo en común pueden alcanzar un objetivo estratégico”.
Sostuvo también, que los municipios tuvieron también un avance fundamental en retomar el paradigma de la producción primaria como factor de crecimiento. “Ellos anteriormente sacaban a las personas del campo para caer en un conchabo en el municipio. Eso llegó a tal punto que fue insostenible. Porque no se generan ingresos ni porvenir. La Rioja debe ser capaz de poder crear, generar y producir lo que nosotros mismos consumimos”.
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